Conciertos

La Filarmónica y sus agrupaciones juveniles conquistaron el mundo en el X Festival Internacional de Música de Cartagena. El público vibró con la calidad artística de los artistas encargados del componente sacro. Sin lugar a dudas, la Filarmónica fue una de las revelaciones del encuentro artístico que convocó a música de Europa y el Nuevo Mundo.

Un halo sagrado diferenció cada uno de los conciertos del Coro y la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara. Velones rojos, una luz apenas tenue y una capilla del siglo XVII, configuraron el escenario perfecto para la interpretación de música del periodo Barroco. Los cantos angelicales y su efecto sonoro entre paredes de lo que fuera un convento, encontraron su punto de perfección junto a las melodías de las tiorbas italianas y el clavecín, instrumentos típicos de un periodo de la música dominado por Vivaldi, Bach y Corelli, entre otros.

El maestro Rinaldo Alessandrini y su reconocida agrupación Concerto Italiano sumergieron a los músicos bogotanos por esa senda historicista de las presentaciones, en la Capilla Santa Clara de Cartagena. Dicha aura litúrgica le permitieron al Coro Filarmónico Juvenil, dirigido por la maestra Diana Carolina Cifuentes, y la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara, guiada por el maestro Federico Hoyos, mostrarse como una de las revelaciones del X Festival Internacional de Música de Cartagena 2016.

 

De lo sagrado a lo ‘demoniaco’

peq01A pesar de que el Coro y la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara estaban encargadas de la vertiente de la música sacra, estas entregaron una memorable presentación ‘profana’ con la interpretación de la Sinfonía No. 6 ‘La casa del diablo’ de Luigi Boccherini, en la Plaza San Pedro. Los 20 jóvenes instrumentistas tocaron de memoria durante 15 minutos que fueron transmitidos por la televisión nacional.

“Los chicos al tener la libertad de no estar sujetos a una partitura tuvieron una libertad escénica que se transmitió al público, y tal vez no todo el público se percató, porque se hizo de una manera muy natural. Mientras tocaban, ellos sonrían, interactuaban entre sí, hubo contacto visual constante y eso creó una esfera energética diferente”, comentó el maestro Federico Hoyos, Director de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara.

La casa del diablo, una obra del Barroco tardío, fue tocada con colores de sonido y un brío especial que la hizo más alegre de lo acostumbrado. “Estábamos muy nerviosos pues es una responsabilidad muy grande pero estábamos muy contentos porque sabemos que es un gran logro estar aquí”, dijo la chelista Natalia Borbón.

Posteriormente, en ese mismo escenario se presentó un grupo de cámara de la tradicional Orquesta Filarmónica de Bogotá. El maestro Leonardo Marulanda llevó la batuta, mientras el concertino Luis Martín Niño, como solista entregó toda la magia posible en la interpretación de obras de Charles Gounod y Franz Schubert.

 

Los jóvenes en el futuro de la música

peq02El director artístico del Festival Internacional de Cartagena, Antonio Miscená, destacó el nivel profesional de las agrupaciones juveniles de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Desde su punto de vista, dichas agrupaciones necesitan el contacto con artistas de talla internacional para su propia experiencia y crecimiento.

“Siempre he dicho que sin jóvenes no tenemos futuro y en la música es la misma cosa. Entonces, ponerlos en contacto con músicos como Rinaldo Alessandrini y el Concierto Italiano, es entregarle una posibilidad más de desarrollo, es una cosa que tiene que hacer un Festival con las agrupaciones. La Filarmónica tiene que hacer una experiencia internacional”, concluyó el director Miscená.

Laura Hoyos, concertino de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara, cautivó al público del Festival con los sonidos de un violín del luthier José Luis España, especializado en la creación de instrumentos medievales, renacentistas, barrocos y clásicos. “Lo escogí porque me encanta su sonoridad y me parece que suena muy bien en este clima húmedo en el que generalmente los instrumentos se ponen sordos y tienen dificultades”, aseguró Laura.

En esta ocasión, Laura y sus compañeros utilizaron arcos barrocos, más redondos y cortos, que permiten más agilidad en la interpretación de ‘las notas pequeñas’, en comparación con los arcos normales.

“Lo hicimos muy bien, le regalamos muy buena música al público y como orquesta nos conectamos un montón y triunfamos. Tocar con Alessandrini y el Concerto Italiano fue impresionante, pues además de ser grandes maestros son unos seres humanos increíbles, sin recelo de entregar todo lo que saben, porque a veces los grandes se guardan sus mejores secretos como los chelos”, aseguró Viviana Pinzón, chelista de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara.

Una vez culminó uno de los conciertos que incluyó obras de Arcangelo Corelli, la ovación y los elogios no se hicieron esperar. “Me pareció una gran destreza de todos los músicos. El director lleva un buen liderazgo de la orquesta, la maneja muy bien y además lo hace con simpatía”, expresó Mario Galofre, distinguido amigo del Festival.