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El proyecto de formación musical de la Secretaría de Educación y la Orquesta Filarmónica de Bogotá es generador de transformaciones positivas desde lo académico, lo social y lo personal. Esta es una de las conclusiones, a la que llegaron los 31 rectores de los colegios de Bogotá que hacen parte de esta iniciativa, en la reunión sostenida con la directora de la OFB, Sandra Meluk y con Guillermo Gaviria, asesor de fomento y desarrollo de la Orquesta, cuyo objetivo fue compartir experiencias, fortalecer lazos con las instituciones y emprender la proyección de las actividades para 2017.

A la fecha, este programa, que desarrolla procesos de formación musical en tres áreas: vocal, rítmica y sinfónica, ha llegado a 31 colegios de 18 localidades de la ciudad, beneficiando a cerca de diecinueve mil niños y jóvenes. En este sentido, durante el encuentro se destacó la presencia que tiene la OFB en la localidad de Sumapaz, cuya formación ha sido continua y exitosa. Tanto así, que el coro de niños del colegio Juan de la Cruz Varela, con tan solo seis meses en el programa, fue elegido para hacer parte del Festival Distrital de Coros 2016.

De acuerdo con Guillermo Gaviria, para el fortalecimiento de este proyecto en 2016, se realizaron varios talleres a los 300 artistas formadores vinculados a las instituciones educativas, con el fin de potencializar sus habilidades en la música y en la enseñanza. También se capacitaron para formación de personas en condición de discapacidad.

Así mismo, Gaviria señala que actualmente está en marcha un estudio del estado de los procesos pedagógicos y artísticos en cada institución.

Por su parte, los rectores y docentes vinculados manifestaron estar muy complacidos con esta iniciativa, porque -según muchos de ellos- la formación integral que conlleva el proyecto musical tiene impactos positivos sistémicos en los alumnos que toman las clases, sus familias y su comunidad.

Martha Fernández, docente del colegio Agustín Fernández de la localidad de Usaquén, aseguró, por ejemplo, que este programa ha representado para los estudiantes “una oportunidad de conocer y tocar instrumentos a los que muy seguramente nunca hubieran podido acceder. Además de tener la oportunidad de formarse con profesores idóneos en la materia. Por eso pienso que las clases filarmónicas ofrecen un enriquecimiento en el área personal, académica y disciplinaria”.

A este punto de vista se suma Manuel Becerra, rector del colegio Alexander Fleming de la localidad Rafael Uribe, quien añade que “el hecho de que los alumnos estén focalizados en la música reduce los índices de agresividad, mejora la convivencia escolar, genera desarrollo de intereses y se convierte también en un proyecto de vida. De hecho, nosotros tenemos casos de alumnos que han ingresado a profesionalizarse en la Universidad Nacional”.

El reconocimiento social que obtienen quienes hacen parte de las orquestas o coros de los colegios es otro de los impactos del programa, como lo indica Alejandro Vásquez, rector del colegio Antonio José Uribe de la localidad de Santa Fe, quien indica que los niños que van a filarmónica se caracterizan por ser más amables y tranquilos, generan menores niveles de violencia, y también se manifiesta-según él- en la comunidad aledaña al colegio.

De esta manera, rectores y miembros de la OFB asumieron su corresponsabilidad en el fortalecimiento del Proyecto Escolar Musical desde varios niveles, para llevarles a los alumnos procesos metodológicos de calidad que redunden en conformación de formatos tales como coros, ensambles, orquestas y bandas sinfónicas.