Entrevistas

La puesta en escena llegará a tres colegios distritales y al Teatro Colón, el domingo 29 de mayo, a las 11 a.m.

OFB: Esta es la primera vez que se presenta con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, pero usted tiene una gran experiencia en el medio colombiano…

Belén Otxotorena: La primera vez que vine a Colombia fue en 2002, lo hice con Alejandro Posada con quien vine a hacer un programa con la antigua Orquesta Sinfónica Nacional, hicimos la Boutique fantasque y, también hicimos un taller para narradores, esa fue mi primera experiencia en este país maravilloso. Luego en 2009, empecé a establecer contacto con el Teatro Metropolitano de Medellín, y desde 2010, he venido viniendo dos y tres veces por año, haciendo programas, tanto con la Orquesta Sinfónica Nacional, como con la Filarmónica de Medellín, o haciendo cosas de cámara en la Biblioteca Luis Ángel Arango y en Popayán, en el Festival de Música Religiosa.

OFB: Tiene un repertorio muy amplio en el que se encuentra la bella historia de Scheherezade

Belén Otxotorena: Lo que vamos a hacer esta semana es el programa de Scheherezade, es un cuento de Las mil y una noches con una adaptación de Fernando Palacios. La semana pasada estuve con la Orquesta Filarmónica Juvenil, haciendo un proyecto que salió genial, por todos los colegios distritales, y acabamos en un concierto para toda la familia en el Teatro Colsubsidio. Esta semana vamos a hacer Scheherezade, y además estoy dictando unos talleres de cómo diseñar conciertos educativos.

OFB: ¿Qué vamos a ver en escena?

Belén Otxotorena: Se trata de un espectáculo que es un cuento musical, en esta ocasión yo soy una narradora, no soy una actriz. Hay conciertos educativos en los que mi aportación es algo más de lo teatral, pero en esta ocasión, soy narradora, solo cuento con mi voz y con mi cuerpo para poder transmitir estas imágenes fantásticas de todas las historias de Las mil y una noches. En esta ocasión, no contamos con proyecciones, serán los niños y los padres quienes usarán su imaginación para armar su propia Scheherezade, su propio Aladino, su propio Simbad. Vivimos en un mundo muy visual y la parte auditiva está un poco perdida, yo creo que hay que hacer un esfuerzo para que los niños tengan una capacidad de escucha mayor…

OFB: Sin lugar a dudas la musicalización estruendosa y épica ayudará a lograr el objetivo…

Belén Otxotorena: Es una de las historias más bonitas, de todas las que se han escrito, inspirada en Oriente. Kórsakov hizo una obra maestra que realmente transporta a ese mundo onírico y mágico que nos describe las Mil y una noches, también creo que Fernando Palacios acertó mucho con la elección de los cuentos. Kórsakov no quería que se relacionara la música con ninguno de los cuentos, pero a veces hay que ser un poco desobedientes. Y es una manera muy interesante de acercar esta música tan grande, tan magnánima, a los niños más pequeños.

OFB: ¿Cuál es el carácter de Scheherezade?

Belén Otxotorena: Scherezade es una de las mujeres más inteligentes de la historia, porque evitó que su esposo la matara gracias al poder de su narración y a su poder de embaucar con la narración de historias maravillosas. Con el tema de la violencia de género creo que es un papel importante que podemos contar desde aquí, y espero que todo el mundo lo valore y le resulte importante.

OFB: ¿En sus presentaciones distingue niños de adultos?

Belén Otxotorena: En los conciertos educativos que hacemos en los colegios podemos llegar a niños que normalmente no están habituados a escuchar este tipo de programas, y a disfrutar este tipo de música, pero es verdad que a mí me gustaría desterrar esa frase ‘bueno, para los niños estaba bien’. Cuando yo escucho algo así, me asusto, digo ‘¡uy! esto no debía estar muy bien’, porque una cosa debe estar bien hecha para todos, adultos y niños. Siempre que preparo un concierto educativo lo pienso para pequeños niños y para que los adultos también disfruten, no hay nada más placentero que ver a una padre o a una madre reírse y al niño mirar diciendo ‘yo no he entendido, pero este concierto era para mí y mi papá está embelesado con el cuento’. A mí me gusta que la familia lo disfrute y no que nadie haga un esfuerzo ‘es que voy a llevar al niño’, no, que se disfrute realmente en familia padres, abuelos, primos, tíos, todos…

OFB: ¿Es el concierto didáctico el mejor camino para acercar la música clásica a la gente?

Belén Otxotorena: Es la mejor manera que he encontrado, puede que haya otras más interesantes y más efectivas, pero es la que me ha funcionado, llevo 22 años trabajando en el mundo de las artes escénicas como actriz, llevo 20 haciendo conciertos educativos. Ha sido una evolución, yo empecé con Fernando Palacios, luego aporté toda mi experiencia como actriz, más desde el mundo de lo escénico y lo teatral, y creo que he unido como diferentes tipos de artistas que me han ido llevando hacia un tipo de concierto que a mí me satisface, y creo que al público también.

OFB: ¿Cuál es la diferencia entre el concierto didáctico y el concierto educativo?

Belén Otxotorena: No me gusta mucho denominarlo concierto didáctico, porque me parece que le estamos enseñando algo, a mí me parece que es más interesante que el concierto en sí no sea una clase de música, que sea un lugar para disfrutar. Cuando un adulto va a un concierto de música clásica no le explican nada, tiene su programa de mano, donde posiblemente está el nombre del director, el solista, y si quiere puede investigar, de la misma manera cuando un niño llega a un concierto no tiene por qué sentirse que está en una clase intentando que le enseñen cosas. Seguramente las va a prender, pero ahí están las guías didácticas para trabajar en el aula previamente al concierto o a posteriori.

El concierto tiene que ser un momento mágico, de ensoñación, un paréntesis, un lugar donde podemos crear un momento mágico, un mundo diferente al que hay afuera, dónde abstraerse y no estar pensando qué tengo que aprender, que el compositor era no sé cómo y que en el segundo movimiento pasaba no sé qué, no, no es interesante, lo que me interesa es llegar al corazón de los niños, que la música los toque y los acaricie, y ojalá recuerden el concierto mucho tiempo y le entren ganas de volver.